Guardar y conservar semillas de los vegetales es una buena forma
de perpetuar las variedades que mejor producen o más nos gustan.
Las variedades de polinización abierta son las mejores candidatas
para el guardado de las semillas, ya que la traza genética es más estable de
generación en generación (comparadas con los híbridos).
Año tras año venimos guardando semillas de tomates y cada
año dan mejor ya que las variedades se van adaptando a la región y al tipo de
suelo.
Hay que elegir las plantas más sanas, más productivas para
generar semillas y buscar las cualidades que más nos interesan (velocidad de
crecimiento, tamaño del fruto, sabor, etc.).
Les dejamos un paso a paso de cómo guardar las semillas de tomate.
En algunos lugares recomiendan fermentar las semillas para sacarles lo
gelatinoso, pero nuestra en nuestra técnica no fermentamos y hace tiempo que
nos da muy buenos resultados.
1) Elegir los mejores tomates de diferentes plantas y dejarlos
madurar, que estén bien rojos antes de sacarlos, para asegurar un desarrollo
completo de la semilla.
2) Sacar la pulpa de los tomates y enjuagar bien con agua. Hay que
usar los dedos para limpiar toda la gelatina (que se pueda) que recubre las
semillas.
3) Esparcir las semillas lavadas sobre un plato, tratando de
separarlas entre si. Ubicar el plato en un lugar fresco, seco y a la sombra.
4) Levantar las semillas secas del plato (puede hacer falta usar
una cuchara para despegarlas del plato) y guardarlas en un frasco. Rotular el
frasco con el nombre de la variedad y más importante, con la fecha, para usar
la temporada siguiente.
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